Introducción

Este documento presenta -si bien de manera general- una aproximación estratégica al eventual desarrollo de un cluster naval público-privado en Salina Cruz, aprovechando las ventajas evidentes que ofrece la Zona Económica Especial de dicho puerto, declarada oficial en diciembre de 2017 y hoy considerada parte del proyecto de Corredor Transístmico.

 

De las Zonas Económicas Especiales

Las Zonas Económicas Especiales son, en realidad, un tipo específico de zona comercial o de desarrollo, de relativa actualidad y con características que las hacen únicas.

De acuerdo con el Banco Mundial, algunas de éstas características son:

  1. Se encuentran ubicadas en una zona geográfica delimitada, generalmente controlada en sus accesos y con barreras perimetrales.
  2. Su administración recae en una autoridad diseñada ad hoc; y
  3. Posee su propia zona de aduanas.

Sin embargo, los puntos anteriores podrían reflejar cualquier tipo de zona industrial moderna, de tal suerte que la diferencia entre éstas y las Zonas Económicas Especiales pareciera borrarse.

Por ello, para que una Zona Económica Especial pueda considerarse como tal, deberá contener -además de las características antes mencionadas- otros elementos diferenciadores, y que suelen variar en cada caso en particular.

En este sentido, las ZEEs deberán operar bajo reglas comerciales y normativas mucho más “libres” que aquellas prevalecientes en el resto del país o la región, además de que su matriz de producción y consumo habrá de ligarse -idealmente desde su concepción- a uno o varios mercados internacionales específicos.

Es de resaltar que las ZEEs de China, país donde este concepto cobró verdadera relevancia histórica a partir de fines de la década de 1970 y principios de los ochenta, contienen elementos muy particulares que son incluso poco comunes en otras zonas a lo largo del mundo.

En China, el término Zona Económica Especial cubre, en realidad, una gran variedad de tipos de zonas, desde aquellas diseñadas para el comercio internacional, establecimientos dedicados a la maquila de productos de exportación, parques industriales, o de investigación y desarrollo, entre otros.

Por otro lado, los chinos entendieron que el éxito de sus Zonas Económicas Especiales sería irrelevante si éste no lograba desencadenar un proceso de desarrollo regional más amplio. Por ello, las ZEEs en aquel país no son tanto un espacio territorial pequeño o delimitado, sino un conglomerado de entes económicos en espacio geográficos sumamente amplios.

De los Clusters Industriales

Un cluster industrial es una concentración geográfica de empresas que forman parte de una misma actividad económico-productiva, y que usualmente contienen servicios asociados o de soporte: instituciones financieras, universidades o de apoyo legal.

Si bien pudieran asemejarse a las Zonas Económicas Especiales, lo cierto es que los clusters industriales presentan características diferenciadoras importantes, como puede verse en la Tabla 1.

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De las diferencias entre ZEEs y Clusters, sin duda la principal tiene que ver con el origen totalmente divergente entre ambas: mientras que las primeras son el resultado de un diseño gubernamental, o de arriba hacia abajo, las segundas surgen a partir de la organización local o regional de entes económicos, es decir de abajo hacia arriba.

Sin embargo, lo anterior no quiere decir que ambas estructuras económico-productivas no puedan coexistir. De hecho, es común que la creación de Zonas Económicas Especiales genere incentivos a las empresas ya establecidas en la región para la estructuración de clusters que den servicio, precisamente, a dichas ZEEs.

De las variables estratégicas para el éxito

Una vez que se han abordado los conceptos de Zona Económica Especial y Cluster Industrial, así como sus características principales, es importante señalar -de manera enunciativa más no limitada- las variables estratégicas que inciden directamente en el éxito de este tipo de emprendimientos económico-productivos.

  1. Compromiso gubernamental y estado de derecho

Esta es sin duda la condición sine qua nonpara el éxito de una Zona Económica Especial, pues implica que la autoridad –en todos sus niveles- participa activamente en la generación de condiciones de mercado y, más allá de eso, asuma su papel vital como garante del estado de derecho.

  1. Visión amplia del desarrollo:

Como se comentó con anterioridad, la creación de las Zonas Económicas Especiales debe pensarse como un medio para un fin, no un fin en sí mismo. Es decir, las ZEEs tienen mayores posibilidades de éxito cuando generan sinergias de desarrollo más allá de sus entornos geográficos de operación, de lo contrario se convierten en simples parques industriales concentradores de la riqueza.

  1. Atracción de capital foráneo:

Las ZEEs fungen como nodos de actividad productiva en el entramado de relaciones comerciales del mundo globalizado. Por ello, su planeación debe tener claro cómo cada Zona habrá de incrustarse en la cadena logística mundial, agregando valor y aportando eficiencias a la misma. No debe olvidarse que las Zonas Económicas Especiales compiten a nivel global, y aquella que ofrezca un “atajo” en dicha cadena tendrá mayores posibilidades de éxito.

  1. Aproximación público-privada:

Si bien la definición de las Zonas Económicas Especiales surge a partir de una decisión gubernamental –idealmente de Estado, como visión amplia del desarrollo- eso no significa que deba marginarse la participación de la iniciativa privada. De hecho, es recomendable que ésta tome un papel relevante desde la planeación misma de la ZEEs, pues serán las empresas de capital privado las que fungirán como ancla para la posterior ampliación de la matriz económico-productiva. Puede afirmarse que, en la medida en que estas Zonas compiten a nivel global, han de contar con firmas igualmente capaces de competir –y ganar- en el escenario internacional.

  1. Innovación tecnológica y rol de centros educativos:

Como última variable estratégica, debe entenderse el rol fundamental de los centros de capacitación, universidades o institutos politécnicos, como potenciadores del capital humano y la incubación de soluciones innovadoras y capacidades productivas. En los casos en los que las Zonas Económicas Especiales han sido co-diseñadas de la mano de centros educativos de excelencia y visión global, éstas han tenido mayores posibilidades de éxito.

 

De la Zona Económica Especial de Salina Cruz y Proyecto de Corredor Transístmico

En un discurso a la nación hacia fines de 2014, el entonces Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, anunció la creación de cuatro Zonas Económicas Especiales para impulsar el desarrollo económico y social del sureste de México.

Durante los siguientes tres años, la recién creada Autoridad Federal de Zonas Económicas Especiales, dependiente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, se dio a la tarea de integrar los planes de desarrollo específicos para cada una de dichas zonas, tomando en cuenta factores como tenencia de la tierra, requerimiento de infraestructura y vocación económico-productiva.

Para diciembre de 2017, se decretó formalmente la Zona Económica Especial de Salina Cruz, Oaxaca, cuya ubicación estratégica le confiere un potencial de desarrollo sumamente relevante.

Como puede verse en el siguiente gráfico, la cercanía entre los puertos de Salina Cruz, Oaxaca y Coatzacoalcos, Veracruz, ofrece condiciones geográficas ideales para el establecimiento de un corredor económico-industrial entre ambas costas.

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Es precisamente aquí donde surge -ya con la nueva administración- la oportunidad histórica de visualizar la ZEE de Salina Cruz no como un ente aislado de desarrollo sino como parte de una visión estratégica regional, aprovechando sus ventajas intrínsecas, pero potenciándolas al integrarlas al concepto de Corredor Transístmico.

El Corredor Transístmico busca conectar, a través de mejores carreteras y una nueva vía férrea (idealmente doble) a los puertos de Salina Cruz en el Pacífico y Coatzacoalcos, Veracruz, en el Golfo de México, para detonar una “cortina de desarrollo” donde se asienten empresas de los ramos manufacturero, agroindustrial y de servicios.

Sin embargo, como se señaló en el apartado primero de este texto, la ubicación geográfica es sólo un elemento estratégico –de varios- dentro de un conjunto de variables fundamentales para el éxito de cualquier Zona Económica Especial y no será diferente para el Corredor Transístmico.

En este sentido, de poco servirá dicha cercanía entre ambos puertos si no existe la infraestructura de comunicaciones adecuada para el traslado eficiente de recursos (humanos y materiales) de una costa a otra; si el compromiso gubernamental local y federal es mínimo o si el modelo de desarrollo de la Zona/Corredor no considera la inversión en educación técnica y profesional de calidad.

Hasta ahora, no queda claro el derrotero del proyecto de Zonas Económicas Especiales o del Corredor Transístmico, aunque nadie pone en duda que ambos no deben tratarse como concepciones divergentes sino como parte de un mismo enfoque de desarrollo regional.

Algunas ideas puntuales para Salina Cruz, Oaxaca

El proyecto de ZEE de Salina Cruz tiene más sentido si es parte del Corredor Transístmico, pero el Corredor no hace ningún sentido si no aprovecha los enormes avances que ya se han dado a partir de 2014 en manos de la Autoridad Federal de Zonas Económicas Especiales.

En mi opinión, para que el proyecto ZEE/Corredor tenga éxito, además de atender las variables estratégicas esbozadas con anterioridad, debería apoyar y potenciar la incipiente actividad industrial que ya se realiza en dicha región, además de incentivar la llegada de nuevas inversiones.

En este sentido, debe destacarse que el “polo Pacífico” del proyecto, esto es Salina Cruz, lleva una seria desventaja frente al “polo Golfo”, Coatzacoalcos, donde existe una actividad económica ciertamente más desarrollada que en la parte oaxaqueña del Istmo de Tehuantepec.

Por ello, para el caso específico de Salina Cruz, habría que aprovechar la presencia de la industria de construcción naval ahí presente, particularmente aquella que gira entorno al Astillero de Marina número 20 de la Secretaría de Marina.

Como se ha comentado aquí en varias ocasiones, es en dicho astillero donde se producen buques de la más alta tecnología para la Armada de México, tales como patrullas oceánicas o la nueva Patrulla Oceánica de Largo Alcance (FF SIGMA), tras un acuerdo de transferencia de tecnología y know how del astillero holandés Damen.

Si se busca potenciar el proyecto del Corredor Transístmico, y Salina Cruz es, evidentemente, el eslabón menos desarrollado del mismo, bien pudiera diseñarse un Cluster de Construcción Naval público-privado.

Este pudiera articularse entre ASTIMAR 20 y un conjunto de empresas, que fácilmente pudieran asentarse en la ciudad aprovechando los incentivos que ya ofrece la regulación de Zonas Económicas Especiales.

La concepción de este cluster sería responsabilidad, el menos en una primera instancia, de la Secretaría de Marina y las empresas del ramo de construcción naval que ya colaboran en proyectos estratégicos de la Armada, para posteriormente incentivar la llegada de más inversionistas de ésta y otras industrias.

Si no existe un proyecto bien diseñado, como este Cluster Naval, difícilmente se generarán condiciones de atracción de inversión a una zona de por sí compleja, independientemente de lo que suceda con Coatzacoalcos. 

Pero como se comentó al principio de este escrito, cualquier Zona Económica Especial o Corredor Transístmico no tendrá éxito sin el decidido compromiso gubernamental con el estado de derecho, una administración transparente y una visión de largo plazo del desarrollo, con miras al siglo XXI.

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